ESCRIBIR SOBRE TU CUERPO
Caminas a mi lado abrazandome para que la soledad no se apodere de mis instintos y te devuelvo el abrazo desde un beso cubierto por la miel de aquellos panales que decoraban los árboles de la antigua ciudad y me sonries como ese te amo que rebota en cada piedra y nos ayuda a transitar entre la densa niebla que nos rodea.
Llegamos a nuestra esquina, donde aquella tarde nublada de abril nació la ternura, y nos detenemos buscamos como siempre el aliento de la rosa y sonreímos, porque a pesar de haber partido en viaje de aniversario su sombra quedó alli para recordarnos otro beso, para indicarnos que la desnudez es la respiración inagotable del amor.
Estamos desnudos en nuestra cama, comenzamos a descubrir aquellos rincones por donde tantas veces hemos pasado y sin embargo descubrimos un lunar nuevo y lo saludamos, le damos la bienvenida a nuestro idilio y éste nos sonrie, nos devuelve ese saludo cubierto por la música de esa desvencijada guitarra que cuelga en la pared y nos besamos, nos adentramos en ese mundo donde soñar es un pecado, donde las caricias disuelven las penas y las alejan.
Estás acostada boca abajo y tu cuerpo desnudo se me antoja para tomar mi lapiz y comenzar a escribir aquellas estrofas que le arrancamos al viento hoy en la mañana y te sonries y me besas y me regalas esa mirada de complicidad que me invita a comenzar a escribir y tu cuerpo se convierte en mi hoja favorita y comienza a recibir las primeras sílabas de este poema.
Es de madrugada, duermes y no me canso de observar este poema mientras tu cuerpo se estremece por la brisa suave del verano y me pide a gritos un abrazo protector...
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