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El rostro del deseo |
EL ROSTRO DEL DESEO
No encuentro tu voz llegando a mis deseos, no eres así, te descubres de improviso cuando te salpica el rocío y sales huyendo de la palabra ternura, porque cuando quieres encontrar ese camino largo y marchito hasta tus lágrimas entonces partes desde mi deseo porque ya no sabes encontrarme, porque necesitas la soledad para dibujar esa rosa en tu hombro y cuando comienzo a extrañarte, retornas y comienzas a besar mis caricias y no quieres explicar porque ese ejército de invisibles hormigas ha penetrado desde la arena hasta el olvido.
No quiero reponer aquellas canciones que el viento ha borrado desde tu última partida, comenzarías a protestar cada sílaba como si fuera un latigazo de odio en tus mejillas y no vale la pena volver a llenar de hojas ese bosque eterno, porque no valen sentimientos las caminatas desde aquella esquina de barro hasta mi hombro.
Cuánto espacio necesitas para descubrir que soy tu silencio, que soy tu huella, que soy el mapa por donde te guiaras para encontrarme. Cuánto tiempo necesitas para derretirte entre mis brazos y unirte en beso de agua para moldear nuestras sombras sobre aquella playa, llena de amantes y tan silenciosa.
Acaso no eres ya ese diario antiguo donde mis manos escriben tu nombre una y otra vez sin que la ternura pierda su sentido, no lo entiendes: la palabra amor es una espina que provoca dolor y te cura de la soledad.
No vuelvas a huir, abre tus ojos y descubre ese poema de arena que se disuelve en el tiempo, no te describas como imagen perdida porque no llegas a descubrir por qué el viento se descalabra en tus quejidos.
Abre tus manos el olor de la rosa quiere abrazarte desde aquella palabra que nace en mi corazon y te descubre y no quiere abandonarte porque eres el sabor predilecto de su paladar y no exite tiempo para volver a escapar, así que regresa a mi abrazo y recibe un tierno beso en la frente como estrella recién nacida para coronar de amor tu corazón...
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