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PEQUEÑA HISTORIA




Soy como el viento en noche trémula

callado, tremendamente intranquilo

para llegar hasta tu cuerpo transparente

descubrir aquellos pecados marchitos

y borrarlos desde mis besos

para que camines por esa locura

que es el centro de la roca

para que dejes de ver aquellos

fantasmas desnudos

que jamás nos perdonarán

el haber escapado de su tiranía

y es que la vida es un pedazo

de nuestra sonrisa

que jamás debe permanecer

cerrado a los sueños

porque habitar desde aquella

roca que está en lo alto

es un paradigma

es una nostalgia incrustada

en la playa

y no es tan sencillo

esquivar los ataques

pero ahí vamos, juntos

tomados de la mano y del corazón

deshaciendo los maleficios

retratando las oquedades que dejan

las hormigas trotadoras

cultivando la unión de las hojas

las mismas que caen en los otoños

y que todos creen asesinadas

por el destino y no es así

porque las hojas siguen vivas

aunque maldecidas por la naturaleza

y siempre tienen miedo a ser recogidas

a que le quiten los sueños

a que alguien evite

tomarlas desde su agonía



Ya no hay culpables ni inocentes

no descubrimos la inutilidad de las flores

porque estamos juntos desde aquella tormenta

desde aquellas palabras con sabor

a ilusión, con sabor a arena húmeda

donde dibujamos nuestras siluetas

aquella tarde en la soledad

donde fuimos la mitad de la verdad

y la mitad de un mito estrujado



Ya no hay culpables ni inocentes

porque soy como el viento en noche trémula

y acabo de esconderme en tu cuerpo

teniendo como escudo protector

aquellas palabras acariciadoras

aquellas palabras que un día

poblaron nuestras ansias de vivir

y crecen desde entonces

sin perder la nostalgia


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